Cómo dejar de fumar es fácil tratamiento del tabaquismo con terapia cumple notal legal

Y antes de la droga, ¿qué?

Resumen

  • El origen del tabaquismo está en la psique.
  • Fumando aprendemos a desconectarnos de nuestros deseos y necesidades.
  • La importancia de revisar los primeros vínculos.
  • La nicotina es una sustancia adictiva, con poder adictivo equiparable a la heroína en cuanto a su rapidez.
  • El ser humano es adicto por antonomasia.
  • Asumir la responsabilidad implica responder.
  • Las tendencias de la personalidad adictiva.
  • La contradictoria experiencia de libertad.
  • El sentimiento de desamparo se arrastra.
  • Buscador de vínculos totales.
  • La idealización de las personas o de situaciones.
  • La compulsión a la repetición con la tendencia de ir en contra nuestro.

Partimos de la base de que el origen de la drogodependencia está en la  psique del que consume. Muchas veces creemos que si superamos el síndrome de abstinencia durante un tiempo, estará superada la dependencia, pero la experiencia demuestra que si no haces consciente la raíz de tu adicción, es muy probable que pases por unas cuantas recaídas.

Psique es una palabra que utilizamos en terapia, con la que nos referimos a aquel concepto que va más allá de la mente, pues engloba todos los procesos cerebrales conscientes e inconscientes, mentales y emocionales. El problema del que tiene una adicción es que ha aprendido a anestesiar su anhelo más profundo, anhelo entendido como el conjunto  del deseo y la necesidad, que quedan pendientes de resolución.

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Fumar forma parte de una estrategia que permite desconectar del otro pero también desconectar de nosotros mismos, anestesiar lo que siento en presencia de ese otro.   Cuando estamos acostumbrados a no sentir, nos cuesta tolerar el dolor que supone hacer consciente experiencias no reconocidas hasta el momento. Sentir la rabia o la tristeza que llevamos acumulando desde los primeros años es una tarea que supone desear salir de ese engaño y tener el valor de mirarte y ser quién realmente eres. Es suficiente una experiencia traumática pequeña para generar una rabia, que sino la tratamos se quedará enquistada, aislada en nuestra psique y camuflada con emociones de experiencias posteriores. Estas experiencias aisladas de rabia, son en verdad las protagonistas de nuestros arranques de mal genio

Lector ¿Has sentido un arranque de mal genio en algún intento de dejar de fumar? Cuando empezamos a estar en contacto con nosotros mismos sin que nos entretenga el cigarrillo, sin que nos desconecte el humo de nuestra respiración, entraremos de golpe en contacto con las emociones que solíamos reprimir hasta el momento. El estrés de entregar o terminar un trabajo; La conversación pendiente con un jefe;  La resolución de un asunto familiar que no nos atrevemos a mirar durante años; Los sentimientos o pensamientos no del todo positivos hacia nuestra pareja. Etc. Reconocer  estas experiencias como  nuestras, y aceptar su vivencia totalmente sin poner el freno en ningún momento, nos permitirá estar en contacto con nuestra parte más auténtica. Se nombra la irascibilidad como síntoma en el  síndrome de abstinencia en muchas adicciones, pero esa irascibilidad se puede comprender y una vez comprendida resulta llevadera o inexistente.

La adicción es un problema psicológico, no se supera con pastillas.

Cuando aprendemos a estar en contacto con nuestras emociones, sabiendo que son pasajeras, sintiendo que es normal sentir ansiedad o rabia, nos daremos cuenta de que esa emoción que parecía tan desagradable solo dura un tiempo, y forma parte de nuestra forma de percibir la vida.  Si nos centramos en sentir esa taquicardia o ese temblor, al recordar cualquier evento pasado que nos hizo daño, sentiremos la templanza que da permitir a esa emoción recorrer nuestro cuerpo. No necesitaremos nada de fuera para calmarnos, simplemente sentirnos y atender a aquello que necesitamos.

¿Qué deseo está anestesiando la persona que fuma? Para contestar a esta pregunta tenemos que indagar en las primeras relaciones con nuestros padres o los que hicieron de padres.

¿Qué vínculo establecimos con nuestra madre y/o con nuestro padre, o los que hicieron de cuidadores en ausencia de éstos? ¿Nos sentíamos emocionalmente seguros con ellos?  ¿Sentíamos que nuestros padres, o al menos uno de ellos, estaban accesibles cuando los necesitábamos en los primeros años? ¿Teníamos su protección, apoyo y guía ante nuestras contrariedades y emociones? ¿Respondían con prontitud a nuestras reclamaciones?

Las personas crecemos con un estilo de vinculación en función de cómo fueron estas primeras experiencias con las  figuras de apego. Con las parejas con las que nos hemos ido relacionando  a lo largo de la vida hemos establecido el estilo de vínculo aprendido en esos primeros años de vida,  si nuestro apego infantil fue inseguro  es muy frecuente que en las primeras relaciones de pareja surjan conflictos y por eso podremos haber sentido la necesidad de indagar en estas heridas de infancia, para arreglar estos conflictos que se repiten continuamente hasta que los hagamos conscientes.

¿Y sí ya han pasado más de 40 años desde el establecimiento de ese apego? Aunque nos consideremos personas maduras, sino hemos crecido con unos vínculos suficientemente sanos y nunca antes nos hemos parado a reconocerlos e integrarlos. Es el momento de parar y de restablecerlos. Merece la pena mirar al pasado durante un rato, no más, y permitir que nos lleguen dichas emociones que yacen reprimidas en el inconsciente. A partir de  identificar  qué emociones concretas sentimos al evocar nuestra relación con las figuras de apego, vamos a poder reestablecer esa sensación de inseguridad latente.

Las investigaciones muestran la existencia de apegos no seguros entre las personas con adicciones,  y no nos olvidemos que la nicotina es una sustancia adictiva cuyo poder adictivo es comparable en rapidez de adicción a la heroína.  Se mantiene la hipótesis de que fumar es una manera de romper con el entorno y de evitar sentirnos en relación con el otro.

Por otra parte, todas las personas tenemos los ingredientes necesarios para ser adictos. Victor Korman enuncia que “El Ser humano es adicto por antonomasia”. Desde un punto de vista psicoanalítico, no existe una estructura concreta en la personalidad de una persona con drogodependencias, así como sí existe una estructura de base en las personas con psicosis o neurosis. Pero sí existen tendencias de personalidad presentes en el ser humano, que en muchas personas con drogodependencias son más constantes y más intensas.  Aceptar estas tendencias es el primer paso para ir pulir un ego desgarrador y dar paso a  un ego más liviano que nos permita vivir la vida sin la agresión de la adicción.

Todas las personas que nos hemos quedado eclipsados tras alguna sustancia adictiva, tenemos tendencias en nuestra forma de percibir la realidad y de sentir el mundo marcadas por cierta subjetivad. Dicha subjetividad puede estar presente en cualquier ser humano en algún momento dado, pero estando en la etapa de adicción estas tendencias cobran mayor intensidad. Se perfilan las siguientes tendencias de personalidad a niveles muy sutiles, apenas se ven, pero sí se sienten:

  • La persona con adicciones anhela y al mismo tiempo teme su libertad. Hablará de su libre albedrío cuando simplemente no puede hacer otra cosa. Cuantas veces preferimos ser esclavos de nuestra compulsión en lugar de poner un granito de arena en nuestros engranajes para llegar a otros derroteros. Bien sabemos que hacer la vista gorda ante los propios conflictos es mucho más común que la adicción en sí misma.
  • El sentimiento de desamparo se arrastra. Por supuesto, que la persona con adicciones magnifica la tendencia a sentír desamparo por el desvalimiento relacionado con las figuras de apego. Ese desamparo bulle en todos los humanos aunque normalmente lo hace en silencio. Cuantas veces buscamos colmarnos con el otro, fusionarnos, fijarnos a él. Esta adicción al otro está muy difundida se llama el otro-dependencia. ¿Y cuándo ese otro no ha llegado aún y seguimos esperándolo, esperamos a ese otro que es capaz de solucionárnoslo todo? Cuanto malestar que ese otro que me lo solucionaría todo, no está en mi destino.
  • Buscador de vínculos totales: donde el otro, diferenciado, diferenciador, no existe. Si existe la fusión, el nosotros, el somos uno indiferenciado. Existe la tendencia de ir hacia “vínculos narcisistas totalitarios”, donde la existencia de un tercero con el que compartir supone un desgarro. Todo lo que huela a tercero, se vive consciente o inconscientemente como desgarrador.
    Por eso sí, aún no nos hemos dado cuenta que términos totaritaristas como nunca, todo, siempre, jamás….son relativos. Como padres, si lo somos, estaría bien no ocultar las imperfecciones propias. Esto exigiría no vivir con la idea de las seguridades, reglas y condiciones rígidas. Y así poder rescatar el deseo, recuperar la necesidad de hacer cosas, de sentir.
  • La idealización de las personas, del futuro, o de lo que aún no existe: la persona cuando es presa de drogodependencias tiende a idealizar, a idealizar a personas o situaciones. La realidad cuesta aceptarla con sus luces y con sus sombras. En ese sentido, éste es uno de los trabajos que nos toca a hacer con nosotros mismos ser capaces de aceptar una visión realista de las experiencias, incluso completar el mapa de nuestra realidad con las experiencias de los que viven con nosotros. Cuando nuestra relación con el otro es desde la alienación, la exaltación y la fascinación, se crea un malestar profundo cuando el otro no está, incluso una agresividad manifiesta o latente.
    Son la otra cara de las sobrevaloraciones masivas, con la narcosis del deseo que esto supone.
    El dolor subjetivo que las personas hemos podido desarrollar en las primeras experiencias de vida, nos transforma muchas veces en hambrientos crónicos de placer y anestesia. Y ahí la atracción a este tipo de narcóticos, incluida la nicotina también como anestesiante psicológico.
  • La compulsión a la repetición con la tendencia de ir en contra nuestro: no podemos ocultar en la adicción la tendencia a manifestar la atracción a la destrucción. Recordemos que el problema está en qué relación se establece con la droga, no en la droga misma…. No hay objetos absolutamente buenos o malos, el problema es cómo nos relacionamos con ello. La compulsión a la repetición se explica por el poder adictivo de la sustancia junto con la responsabilidad presente o no, de la persona. Sumándole a esto la tendencia inconsciente de no ir a favor nuestro, sino en nuestra contra porque no tenemos en cuenta nuestras necesidades ni lo que realmente deseamos, nos dejamos llevar por lo que Freud llamaba la “pulsión de muerte” que no es otra cosa, que no ocuparnos de nosotros, de nuestra psique y de nuestro cuerpo, de sumar y no de restar. “Si nosotros no nos ocupamos de nuestra vida la nicotina u otra droga pude coger el mando”.
    Las drogas han estado a nuestro alcance desde el principio de la historia, y puede ser necesidad de convertirla en fuente de placer como forma de realizar el “fantasma de completud narcisista”. Es decir, en la fantasía del desamparado de querer no necesitar del otro, por su dignidad orgullosa o por su orgullo digno. “No necesito a nadie más que a mi nicotina”. Bajo este estado nos sentimos elegidos por la sustancia, más que protagonistas de la persona que elige, aunque no siempre nos dejaremos ver así.

Finalmente  por mucho que lleguemos a conocer nuestra personalidad y nuestras tendencias adictivas sino asumimos nuestra Responsabilidad en la vida, no llegaremos a salir de la dependencia.  Cuando estamos sumidos en la trampa de la adicción y llegamos a sentir algunos de los síntomas que hacen saltar la alarma, poca confianza en uno mismo, pensamientos negativos sobre nuestra valía, dificultad para centrarnos en las tareas. Es decir, cuando estamos tocando fondo y nos sentimos mal con nosotros mismos, es necesario saber pedir ayuda.

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No se puede hallar la solución sino admites que tienes un problema. Esa  actitud se llama Responsabiidad y tenemos que asumirla en todo, pero sobre todo a la hora de abordar un tratamiento para superar una adicción. Responsabilidad significa responder, debes de estar abierto a dar respuesta, a decir estoy dispuesto a contar conmigo para salir de ahí. Sin ti, el tratamiento se va a pique. Por eso decimos que es necesario saber que una vez que somos adultos, somos responsables de nuestra vida, independientemente de lo que hayamos vivido antes.

Las drogodependencias son ejemplo de como la persona evita el compromiso consigo mismo, a expensas de culpar a una sustancia inerte. Hasta que la vida nos pone en frente a otro yo, que nos enseña a que se puede confiar en la vida, y es con esa persona con las que nos atrevemos dar de nuevo esos pasos hacia la libertad. Con apoyo sin ataduras.

Cuando  en la infancia temprana tropezamos en las tareas de autonomía volvemos a nuestros padres buscando calor. El abismo de quedarse caído, es devastador y lo que conocemos es el calor de la fusión. En todas las adicciones encontramos eso, fusión con la sustancia, “no me hace falta nada más que la nicotina”.

Todos tenemos semillas para ser adictos, porque el amor es estar fundido con el otro y es nuestra naturaleza cuando nacemos. La persona con adicciones, a menudo tiene, un desamparo vital y una dependencia inconsciente hacia sus figuras de apego. En este desamparo vital, anhelamos fusionarnos con el otro, colmarnos con el otro, poseerlo totalmente, fijarlo a nosotros.

Esta dependencia al otro, está totalmente difundida es la otro-dependencia. Cuando por alguna razón, la relación con el otro se rompe, también aparece un síndrome de abstinencia: reacciones pasionales brutales, depresiones profundas, intentos de suicidio y desgarros.

Y si tú lector, te estás cuestionando que este perfil no se cumple en tu caso como fumador, es cuestión de atravesar capas de conciencia.  A través de la autoobservación podemos llegar a identificarnos con algunas de estas tendencias de personalidad, y si logras ver en tu experiencia personal sólo alguna de estas tendencias, enhorabuena, estarás más cerca del “insight” que te hará salir de la trampa de la adicción al tabaco.

Fuentes bibliográficas

  • Korman, V. (1992) Barcelona: Grup Igia. “¿Y antes de la droga qué?” Introducción a la teoría psicoanalítica sobre la estructuración del sujeto.
  • González, A. (2017) Coruña: “No soy yo”. Entendimiento del trauma complejo, el apego y la disociación.