¿Podré fumarme uno de vez en cuando? El sueño de muchos fumadores.

falso mito fumar un cigarro de vez en cuando

         Después de dejar de fumar, una de las preguntas que a menudo plantean los pacientes, es ¿puedo de fumarme un cigarro solo en los eventos especiales? En realidad  esta pregunta está cuestionando, ¿puedo controlar la adicción? Mi respuesta es No. Aunque la realidad es que hay excepciones que han conseguido fumarse un cigarro cada año. Vamos a ver por qué no se puede controlar una adicción.

          En primer lugar,  una adicción no se puede controlar porque es una enfermedad crónica, aunque cueste aceptarlo. Enfermedad mental con su diagnóstico en el DSM -IV, según unos criterios de síntomas, su proceso más o menos visible, su tratamiento y su recuperación. No se trata de una elección voluntaria. Si volviéramos a fumar, lo normal es que nuestro cuerpo reaccionara a la dosis de nicotina introducida y nuestro cerebro nos pida más, hasta llegar a la dosis de nuestro consumo habitual anterior a dejar de fumar. 

         Es necesario analizar cada caso en cuestión, empezando por  el grado de adicción nicotínico de cada persona, en función de parámetros como: cuántos cigarrillos fuma, desde qué edad, si lo ha dejado alguna vez, cuánto tiempo ha estado sin fumar, si su entorno más cercano es fumador, estilo de vida,  todas estas cuestiones nos van a dar información sobre el nivel de adicción del adicto.    Normalmente cuando el paciente ha desarrollado un grado de adicción alto, habituando a su cuerpo a tener ese nivel de nicotina en sangre, más de un paquete de cigarrillos, es muy probable que ese cigarrillo de vez de en cuando empiece a acortar los periodos de abstinencia y en poco tiempo, vuelva a desarrollar la adicción hasta  los niveles previos antes de dejarlo.

        Por otra parte, es importante considerar,  qué rasgos de personalidad predisponen en cada caso a desarrollar la conducta aditiva. Sin hablar de personalidad adictiva, ya que aún no hay pruebas aceptables de que haya un rasgo de personalidad específico –o un conjunto de ellos– que sirva para predecir la adicción y solo la adicción. Se ha demostrado en las investigaciones que existen rasgos de personalidad que predisponen a la conducta adictiva, entre ellos la tendencia a una emocionalidad negativa, la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración , la exigencia y la dificultad de socializar y sentirse perteneciente a un grupo de referencia. Es muy habitual que fumadores que han dejado de fumar, y no se han trabajado interiormente en un proceso terapéutico de crecimiento personal, tengan una recaída en situaciones de estrés 

          Además, factores genéticos, traumas en la infancia, trastornos de ansiedad, o depresión, conflictos sistémicos, familiares y sociales,  son otros factores que junto a los rasgos de personalidad pueden explicar cómo se desencadena la adicción.  Cuando dejamos de fumar,  estos mismos factores, si forman parte de nuestro caso personal, son los que  pueden predisponer de nuevo a una recaída sino se trabajan previamente.

          En conclusión, la adicción no es una enfermedad biológica sino que se explica desde una óptica bio-psico-social, que hay que tener en cuenta.

         Y ahora lector, si eres tú el que te planteas si se puede fumar un cigarro de vez en cuando, te pregunto ¿Para qué quieres volver a ensuciar tu vida con el tabaco? Si estás en un momento de estrés es probable que tu memoria emocional te diga “fúmate otro que te ayude a anestesiar la tristeza, la frustración o el pánico que tienes” reflexiona sobre ¿Para qué quieres volver a echar humo a tu ansiedad, a  tu miedo o tu inseguridad?, al echarle humo, sigue esos asuntos van a seguir ahí sin resolver.   Al ego no le gusta el dolor, quiere evitarlo de cualquier forma, pero si consigues vivir ese dolor con la confianza de que es pasajero y que te traerá un aprendizaje de tu propio autoconocimiento, querrás renunciar a esconderte en la esclavitud de la cortina de humo.  

Rocío Rita Gómez García. Psicóloga Sanitaria M-20.206      ,